viernes, 11 de noviembre de 2011

Capítulo 14. El look de los niños preinformáticos (I).La moda.


Estamos a finales de los 60, es un día de un semana cualquiera, son las 8 de la mañana y una adulta preinformática llama a su pequeño hijo, el niño preinformático, para que se levante, ¡ Hay que ir al cole!

Después de pasar por el baño, para aliviarse de toda la noche y asearse, empieza el ritual de vestirse su individual uniforme de niño preinformático, porque el va a un colegio nacional ( el nombre de los colegios públicos en esos años), su primo que va a uno privado tiene un uniforme colectivo.

En cualquier caso los dos uniformes son sensiblemente parecidos, empieza el ritual como si de un torero que va salir a laplaza se tratará, lo primero es enfundarse su camiseta de tiras, como si fuese un jugador de baloncesto o un currante en la obra en verano, después sus gallumbos blancos, más adelante su adulta preinfomática le comprara camisetas y calzoncillos en colores azul y amarillo pálido, a continuación la camisa, el jersey y el pantalón de tergal, y el primo que va al colegio privado, una ridícula corbatita con el nudo hecho y una goma elástica para colocársela como si fuese un babero.

Estamos todavía en invierno, pero por si hace buen día y puede salir al recreo, el niño preinformático mete en los bolsillos de su pantalón de tergal la peonza, las canicas o las chapas , los útiles de los que os hable en el primer capítulo de esta historia.

El niño preinformático se pone su anorak y sus botas catiuscas , coge su cartera y sale de casa camino del colegio. Si, sus botas catiuscas, el niño preinformático vive en Carabanchel, un barrio de Madrid, y a finales de los 60 hay muchas calles sin asfaltar y sin aceras, todavía son de tierra, la noche anterior ha llovido y el niño preinformático se tiene que meter en los primeros charcos de su vida, y estos son reales, no figurados como los que tendrá que atravesar cuando se haga adulto.

Ha llegado la primavera y el niño preinformático cambia su pantalón de tergal largo por la versión corta, que algún compañero de clase ha aguantado todo el invierno sufriendo el azote de los granos de arena en sus piernas los días de viento y la mofa de sus compañeros que le consideran infantil, estado al que vuelven ellos con este inicio de primavera.
 
Los bolsillos de estos pantalones cortos siguen siendo ocupados por la peonza, las canicas o las chapas, pero se han sustituido las catiuscas por las Tortolas , también conocidas como playeras o el pretencioso y burlón nombre de Adidas Tortola, y que son estas playeras, pues unas alpargatas venidas a más, tienen cordones, suela de goma con dos rayas rojas pintadas en el canto de la suela y dos agujeros con pequeñas arandelas metálicas para que respire el pie. Son en resumen las prehistóricas zapatillas de deporte, muy útiles si algún compañero se ha llevado un balón y se echa un partido en el patio.

Para echar el partido antes tienen que echar a pies los dos capitanes como si de un duelo del romanticismo se tratase, se ponen los dos capitanes, uno frente al otro y se van acercando en línea recta dando un paso por turnos cada uno, cuando queda un espacio menor de un pie entre los dos, al que le toca dice monta y cabe y haciendo una marca en el suelo con el pie termina el duelo y empieza a elegir el primer jugador para su equipo.

Volviendo a la moda, voy a repasar algunas prendas singulares que con los años iría vistiendo el resto de su infancia y adolescencia el niño preinformático.

 
 

El primero es la parca tipo Kung-Fu, de piel vuelta y forro interior de borrego imitando la lana de los idem, con enganches formados por inmensos botones en forma de dos troncos de cono de madera unidos por su base, esta prenda sustituiría al anorak, y junto con la mochila bandolera que sustituye a la cartera, le da al niño preinformático un aspecto similar a David Carradine, el popular pequeño saltamontes en la mencionada serie de televisión de aquellos años.

Otra sustitución que se produciría es la de los pantalones de tergal por los vaqueros o Jeans, de marcas muy diversas, la nacional y económica Lois, las más internacionales Lee y Wangler o la made in USA y clásica Levis Strauss.

 
Acompañando a los vaqueros estaban las cazadoras vaqueras sobre nikis de cuello vuelto, y en los pies las zapatillas de deporte Yumas Galaxia , blancas con tres rayas naranja fosforitas que se ven en la oscuridad o si es invierno las insufribles botas camperas.

Y para no pasar frío la coreana comprada en El Corte Inglés con la que parecías Admusen o Scott en la conquista del polo.

¡Como molábanos! Pero íbamos más uniformados que los chinos de la China de Mao Tse Tung.

Como en otras ocasiones de las faldas y los leotardos nos tendrían que hablar las niñas, ya que respecto a las faldas ni tengo nacionalidad escocesa ni creo que me la den nunca, y en cuanto a los leotardos solo los he usado una vez en mi vida, y me los presto mi suegra, para hacerme un disfraz de marciano.


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